Una vez había un hueco. un hueco profundo que venía de un mundo otro, que había llegado a ese lugar cualquiera en un changuito tuerto, en medio de la nada. Adentro de ese agujero, un enjambre de miles de seres, una congregación de polvo y escupitajos de agujeros negros, un estado transitorio del que emergió, como un avistaje desde lo lejos de una maleza de volcanes.
No tiene un lugar de pertenencia o al que volver, también puede ser tunel y ser atravesade, vive en el pasaje de un lugar a otro, le gusta dormir hecha sanguchito entre camiones al lado de alguna ruta que va hacia ningún lado, tal vez hacia la región montañosa de un edificio abandonado, muta en medusa y en flores blancas diminutas, a veces es un coral de encías otras el fondo de un vino uvita, En el reverso de su piel samurais sanguíneos y motores averiados. Realiza rituales con hilos de nylon blanco Pedazos de sandía y cachete interno nadie sabe para qué.
Se mueve a través de las visiones periféricas y los pensamientos que se piensan sin saber que se está pensando,que se saben sin pensar, a través del tiempo sin marcas trazando hilos de agua condensada de gusanos de seda. No tiene pertenencias propias más que una piedra de baba fosilizada y caquitas luminosas de un insecto con la que puede transformar partículas de vómito en valles montañosos .